La muerte del Papa Francisco no sólo marca el fin de un papado; también cierra un capítulo excepcional en la cultura. El mismo día de su fallecimiento, la audiencia de la película «Cónclave» aumentó en un 283%, y es que, es inevitable que despierte nuevamente el interés por esta cinta maestra de Edward Berger, a pocos días de que comience el proceso de elección de un nuevo papa. Pero por otro lado, es una señal más de cómo Francisco se instaló como una figura central de la conversación cultural global.
Si hablamos de impacto cultural en el sentido amplio—cine, libros, documentales, debates públicos y hasta memes—, el Papa Francisco ha sido uno de los más influyentes de los últimos siglos. Más allá del ámbito religioso, se convirtió en una figura transversal capaz de habitar hasta la portada de Rolling Stone. ¿Todos los papas son tan populares? ¿Qué características lo hicieron tan atractivo para la cultura pop?
Desde su elección en 2013, Francisco rompió esquemas. Fue el primer papa latinoamericano, el primero jesuita y el primero en adoptar el nombre de San Francisco de Asís, símbolo de cercanía con los pobres. Rechazó el apartamento papal y optó por vivir en una pensión del Vaticano. Estos gestos no fueron menores: comunicaban un deseo de cambio que se amplificó en documentales como «Francisco: El Papa del Nuevo Mundo» (2013) o el más reciente «Francesco» (2020), dirigido por Evgeny Afineevsky.
Tal vez otra de las características que convirtieron su figura en un terreno fértil para el arte fue su cercanía: hablaba con espontaneidad y una de sus fotografías inolvidables lo retrata viajando en el Metro de Buenos Aires. El documental “El papa Francisco: un hombre de palabra” (2018), de Wim Wenders, explora esta dimensión, mostrándolo solo en el encuadre, hablando largo y tendido sobre los asuntos que le preocupan, como la desigualdad de la riqueza, los problemas medioambientales y la paz.
También se enfrentó a tensiones internas en el Vaticano, que lo situaron como un reformista incómodo para muchos sectores de la Iglesia. La película “Los dos papas” (2019), protagonizada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, explotó esa tensión imaginando el diálogo entre el papa emérito Benedicto XVI y su sucesor, donde se captura el contraste entre tradición y cambio.
Sus apariciones en el cine suman varias más, como la miniserie “Llámame Francisco: la vida de un Papa” (2016), en la que es encarnado por el actor chileno Sergio Hernández. En la literatura, su figura ha sido abordada en biografías, ensayos e incluso novelas, como “El loco de Dios en el fin del mundo” de Javier Cercas. Y la cultura digital también lo absorbió: la imagen generada con inteligencia artificial que lo mostraba con un abrigo Balenciaga lo convirtió en el primer papa viral, en el sentido más literal.
El vínculo entre catolicismo y cultura ha sido históricamente fértil. Pero, ¿todos los papas han sido tan populares? Algunos, como Juan Pablo II, también alcanzaron una dimensión cultural relevante. Pero ninguno, quizás, ha sido tan reproducido por la cultura pop como Francisco. Y quizás por eso seguirá presente, también en la imaginación de quienes lo miraron desde la pantalla, el libro o la ironía de un meme.