El boom de la música urbana en los últimos años ha instalado el concepto de “lo urbano” en nuestro cotidiano, pero su definición —en el ámbito musical, artístico y cultural— aún desata debates. ¿Qué es lo urbano? Como concepto general, se asocia a las ciudades, pero en realidad se trata de una categoría mucho más amplia, cargada de tensiones sociales, territoriales y políticas. Como todo en el arte, “lo urbano” no es un término neutro: es un territorio en disputa.
Trap, reggaeton, R&B, dembow, drill y funk... Cuando hablamos de música urbana son numerosos los géneros musicales que se entremezclan, y eso también forma parte de lo problemático que es definirlo.
La filósofa y autora de “Ciertos Ruidos, nuevas tribus urbanas chilenas” (2009), Andrea Ocampo, explica que el origen del término urbano trae aparejado una disputa histórica relevante. “Nació como una etiqueta para referirse específicamente a músicas creadas por personas afrodescendientes. Y muchos de los pensadores e intelectuales que trabajan sobre este término dicen que esto es una tapadera para no decir que se trata de música racializada. Entonces “música urbana” sería esta categoría que se pone para blanquear estás músicas y por lo tanto capitalizarlas y venderlas”.
“La cultura hegemónica hoy es la cultura urbana”, comenta Miguel Ángel Kastro, muralista, director de la Corporación Cultural de Puente Alto y uno de los fundadores del extinto podcast “Microtráfico”, dedicado al análisis de la música urbana. Y los rankings musicales, que cada día posicionan al trap y al reggaeton como el género imbatible en popularidad, le dan la razón. Entre las razones para su masificación se pueden esbozar muchas teorías, pero una comparación interesante es la que Kastro propone con el rock, género que dominó el panorama musical durante más de cinco décadas.
“Para poder hacer una banda de rock tienes que tener guitarra, amplificadores, y la guitarra y los amplificadores son caros. Entonces, por lo general, las bandas de rock eran de gente cuica. Increíbles músicos; pero gente de una situación más acomodada. Cuando surgieron los computadores y Fruity Loops y etcétera, permitió que en tu casa de tu pobla, en tu bloque, también pudiese haber un estudio de grabación, y eso, por extensión, hizo que los flaites pudieran acceder a un espacio de creación cultural que tenían vetada hasta antes de eso”.
Pablo Chill-E, Cris MJ, Marcianeke, Jordan 23 son solo la primera línea de una escena que contiene a decenas de jóvenes que han ganado una popularidad vertiginosa. Pero ese mismo ascenso ha traído consigo una avalancha de críticas, y no son pocos los que acusan a este género de glorificar la violencia, promover el consumo de drogas o el dinero fácil. Incomodidad que ha escalado también al plano institucional: un instructivo de Contraloría en 2024 sugirió a los municipios evitar contratar artistas urbanos, precisamente para evitar que puedan promover ese tipo de contenidos.
¿Qué pasa cuando lo marginal se vuelve masivo? ¿Qué tensiones emergen cuando los códigos de la calle se instalan en el centro del debate cultural? En el nuevo capítulo de “Diálogos de lo (Im)posible”, Andrea Ocampo y Miguel Ángel Kastro conversan sobre estas y otras preguntas que invitan a reflexionar sobre el lugar de lo urbano en el arte: sus orígenes, sus disputas, su potencia, pero también sus límites. Porque, más allá de gustos o rechazos, lo urbano hoy es una conversación inevitable.
📌 “Diálogos de lo (Im)posible: Lo urbano en el arte: territorios de creación y disputa». Sábado 3 de mayo 🕥 10:30 hrs por Radio UChile 🕣 20:30 hrs por UChile TV ▶️ Disponible luego en el canal de YouTube de Radio UChile.