Tanto la espera como sus espacios son condiciones de la modernidad, aunque el Covid-19 ha intensificado sus circunstancias. Si bien la espera siempre fue anónima y banal, una especie de hiato en la vida de la producción acelerada como la pandemia, amenazó todas las formas de congregación, incluso aquellas que ni siquiera considerábamos como parte de la vida urbana. En los momentos más álgidos de la emergencia sanitaria, las salas de espera de hospitales y consultorios dejaron de ser lugares anónimos y banales y pasaron a ser los lugares más peligrosos de la ciudad. La espera y sus formas pasaron a colonizar los espacios de la ciudad: farmacias y tiendas nos hicieron formarnos en filas en la vereda y la calle, llevando una actividad interior al exterior.
En momentos en que la vida vuelve a algún tipo de normalidad ¿Cómo nos volvemos a encontrar? ¿Cómo esperamos juntos? La sala de espera aúna arquitectura y danza para explorar las posibilidades de los cuerpos en los espacios de la espera, a través de una pieza coreográfica desarrollada a la manera de un roman feuilleton. El proyecto, financiado a través del Fondo de Creación Artística (CreArt 2021) de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile, cuestiona el carácter infra-ordinario de las salas de espera, a través de la especulación arquitectónica y la creación coreográfica. Además, elabora sobre el potencial, no sólo creativo sino que también público y social, que tiene la espera en los distintos espacios de la ciudad pandémica contemporánea.
Responsables del proyecto:
– Gabriela García de Cortázar del Departamento Arquitectura (Facultad de Arquitectura y Urbanismo)
– Daniela Marini del Departamento Danza (Facultad de Artes)
Intérpretes de Danza: Camila Delgado, Ámbar Díaz y Sara Lecaros.
Participantes de Arquitectura: Lucas Moreno, Carlos Runque y Matías Madariaga.
Vestuario: Felipe González.