Fue nada más y nada menos que el presidente Gabriel Boric, con una especie de trágico spoiler, quien anticipó la noticia este lunes al retirarse de una actividad pública para “despedir a una persona que está pronta a partir”. Y poco después se rompió el hermetismo familiar respecto a su condición de salud. Al gran actor nacional Héctor Noguera (1937-2025) le habían diagnosticado cáncer y llevaba meses en un delicado estado.
Icónico, entrañable, protagonista de las tablas y las pantallas para varias generaciones de audiencias, el prolífico Tito Noguera acumuló una carrera de siete décadas en las artes chilenas. Fue y seguirá siendo parte de nuestra historia escénica, con su participación en grandes producciones como “¡Esta señorita Trini!” en 1958 (el primer musical montado en el país); “La pérgola de las flores” en 1960; “El chacal de Nahueltoro” en 1969; “La vida es un sueño” desde 1975; “Sucupira” en 1996; “Pampa Ilusión” en 2001; “Machos” en 2003; “Neruda” en 2016; “Perdona nuestros pecados” en 2017 y la reciente “Aguas de oro”, en la que grabó sus últimas escenas por videollamadas, comprometido con su personaje hasta el último de sus días.
Reconocido en 2015 con el Premio Nacional de las Artes de la Representación y Audiovisuales, su talento y trayectoria también lo llevaron a ser académico de número de la Academia Chilena de Bellas Artes y presidente del directorio de la Fundación Teatro a Mil.
Sin duda, su presencia marcó un antes y un después tanto en el teatro como en el cine y la televisión. Pero su legado abarca mucho más que su carrera como dramaturgo, intérprete, director y productor teatral. Desde la gestión, fundó la compañía Teatro Camino y en 2000 inauguró su propia sala en la Comunidad Ecológica de Peñalolén, en donde sigue funcionando. Además, en su casa de estudios —la Pontificia U. Católica de Chile— formó a miles de estudiantes con el ejercicio de la docencia, que desde 2005 lo llevó a desempeñarse como decano de la Facultad de Artes de la U. Mayor.
“Lo lindo del teatro es que permite comprender al ser humano. El teatro hace que uno sienta mucha compasión por los demás, por el otro”, dijo Tito. Y desde su pasión vocacional y su influyente posición, promovió la defensa de diversas causas sociales, políticas, económicas y medioambientales. Fue acérrimo detractor de la dictadura de Pinochet y muy cercano a las ideas progresistas de la centroizquierda chilena, sobre todo con la expresidenta Michelle Bachelet y el actual mandatario Boric, participando incluso de su campaña presidencial.
Denominado por muchos como un tesoro artístico y parte fundamental del patrimonio cultural chileno, hoy todo el territorio despide a Tito Noguera. Con especiales televisivos en TVN y Canal 13, obituarios en plataformas y cadenas nacionales e internacionales de cine, e incluso el anuncio del reestreno de su primera película —“Deja que los perros ladren” de 1961—, el próximo año en la Cineteca Nacional de Chile, tras su restauración fílmica.
“De las cosas más importantes que tiene el ser humano, más nuestras, es la memoria. Si no se tienen suficientes referencias y memorias, es más difícil vivir”, comentó alguna vez. Por tanto, la revisión de su vasto trabajo hará eterna la huella que dejó inscrita en nuestra cultura. Y siguiendo su propia definición del arte como «un acto de amor hacia los otros», en ese ejercicio colectivo estarán siempre los más altos honores a su figura.
¿Qué es la vida?,Un frenesí,
¿Qué es la vida?, una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
“La vida es un sueño” (1635) de Pedro Calderón de la Barca,
(obra favorita de Tito Noguera).