Durante octubre y noviembre, la Universidad de Chile celebra la undécima edición del Foro de las Artes, su principal encuentro de creación artística. Este año, más de treinta actividades —entre obras, conciertos, exposiciones y visionados— activan diversos espacios culturales de Santiago, con entrada liberada.
Más allá de su programación, el Foro se consolida como una plataforma de reflexión sobre el estado de las artes en la cultura contemporánea. Cada edición articula un eje temático que guía tanto la discusión como la curaduría de sus actividades.
Así surge “Formas post-humanas”, propuesta consciente de la herencia del paradigma humanista en el desarrollo ético y estético de las sociedades, pero también atenta a los cambios que las tecnologías digitales imprimen en la creación, las relaciones y la sensibilidad contemporánea.
Desde el Foro de las Artes, invitamos a repensar los límites del humanismo a través de las prácticas artísticas. En ellas se manifiestan tensiones entre la apertura a lo tecnológico y la resistencia a sus imposiciones, así como búsquedas híbridas que interpretan lo real desde una mirada situada y crítica.
Sin perder de vista los riesgos de la desinformación o la manipulación digital, creemos que los procesos creativos abren caminos para resignificar la imaginación. Lo post-humano sería, entonces, una revuelta por reencontrar el signo de lo humano en las nuevas formas y materias del presente.
En 1929, en pleno auge industrial, Dziga Vertov celebraba el ritmo de la máquina y la belleza del trabajo mecánico a través de su cámara, capaz de mostrar lo que el ojo no veía. Hoy, su legado inspira a la cineasta Fran Laferte, estudiante de Cine y Televisión de la Universidad de Chile, quien cocreó con inteligencia artificial el filme “Visión Prómptica (o el Humano Generado)”, basado en “El hombre de la cámara”.
La película se estrena el viernes 24 de octubre, a las 17:30 horas en el Auditorio Bueno Müller de la Facultad de Comunicación e Imagen. “Más que transmitir un mensaje en particular, me interesa que el espectador se sumerja, interprete las imágenes extrañas y se cuestione la autoría frente a estas tecnologías”, comenta Laferte.
Asumimos que las nuevas tecnologías tensionan lo que entendemos por “humano”, pero también amplían el campo del arte como espacio lúdico y crítico. En esa exploración se despliegan potencialidades emotivas, sensoriales y éticas que apenas comenzamos a dimensionar.
Quizás, tras el velo de los intereses corporativos, aún se esconda la posibilidad de liberar la imaginación: un gesto que, desde la creación, puede contrarrestar la sensación de estancamiento social y resarcir el vínculo fundamental para el desarrollo humano, entre sentimiento y realidad.